Para estas alturas, luego de poco más de dos años de no escribir en este espacio, los pocos lectores que tenía se habrán ido. Quizá algunos seguidores, cuando sepan que este blog estará funcionando nuevamente, volverán a navegar por estás páginas aunque no tendrían por qué hacerlo, sinceramente.
Una disculpa a todos aquellos que durante todos estos meses han continuado preguntándome si volverá a la vida este blog. Pudiera simplemente decir que, luego de unos meses de no escribir, olvidé por completo la información necesaria para acceder al editor del blog, lo cual es enteramente cierto.
Sin embargo, hoy regresó de súbito a mi mente el usuario y la contraseña. Sé que suena a un pretexto que no requirió demasiado esfuerzo en ser formulado y esa sensación me hace sentir un alto grado de culpabilidad. Debo decir también que me agobiaron mis reflexiones y realidades, ambas por igual. Todo ello me afectó al grado de abandonar el blog.
En estos dos años no he dejado de anotar mis reflexiones sobre la vida, el amor y la felicidad, de darle vueltas a estos inacabables y tormentosos temas, de recoger preguntas y buscar respuestas. Por esta razón vuelvo a escribir, con ideas más claras y acabadas y también con una propuesta: una conferencia titulada "El fin del amor: una mirada al sentimiento amoroso en tiempos de desesperanza.
Ya les hablaré aquí de lo que trata, cómo surge y qué es lo que persigue. Lo que puedo adelantar es que durante esos terribles y a la vez inspiradores dos años de ausencia pude revisar algunos clásicos de la literatura para darme cuenta de que los jóvenes continuamos repitiendo los mismos modelos del amor de los que hablaban Platón, Apuleyo, Longo, Eurípides, Cátulo, James Joyce, Shakespeare, Dante, Quevedo o Boris Pasternak en tiempos tan remotos y disímbolos como la Antigüedad, la Edad Media, el Renacimiento y la Era Moderna. ¿Será porque, en el fondo, poco o nada han cambiado los sentimientos en la humanidad.
Si repetimos tales modelos del amor aún sin conocer sus obras significa que simplemente se trata de arquetipos que del amor la humanidad ha aprendido y transmitido a través de los productos culturales y las vivencias mismas. ¿Cuáles son y por qué es tiempo de hablar de ello? De eso se trata todo.
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