Cuando salieron juntos por primera vez ella quedó impresionada, él parecía ser el hombre perfecto, con una carrera en ascenso, muy simpático, caballeroso, no estaba segura si era bien parecido, pero a ella le encantaba y hacían buen equipo.
No se quiso dejar llevar por la fachada, así que se decidió comprobar que ese tipazo no era más que un personaje que él había creado para envolver a cuanta mujer agradable conociera. Pasó un mes y pasaron dos y cuatro y pasó el primer año. Nunca vio algo que contradijera la grandiosa imagen que ella tuvo desde el principio, de hecho, dejó de preocuparse por ello y vivió el idilio sin restricciones, dejó fluir todo lo que sentía. A final de cuentas era el hombre perfecto, se sentía segura, plena, feliz.
Durante este tiempo, como les dije, él fue todo un caballero, incluso con la mamá de su futura esposa, quien también se enamoró de él, por decirlo de alguna manera, como siempre suele ocurrir en estos casos. Lo sorprendente es que era verdad, era el novio perfecto, el futuro yerno perfecto, el hijo perfecto, el empleado perfecto, pero hubo algo que siempre le incomodó: su afición por el alcohol.
Ella nunca trató de meterse en su vida y por lo mismo nunca pensó en cambiarlo. Dijo: lo amo como es y él me ama como soy, no trataré de cambiarlo porque él no trata de cambiarme. Algo que sonó muy lógico y "maduro" para ella. Así que lo dejó pasar y aprendió a tolerar que él abusaba del alcohol, aunque a medida que avanzaba el tiempo crecía el problema.
No llevan ni un año de casados y ya se separaron. Adivinaste, por el alcoholismo de él. Cualquiera pensaría que es un acto egoísta correr así si sabía en lo que se metía, pero yo me pregunto si ella debe permanecer con él para demostrarle un amor que él no ha sabido demostrarle al aferrarse a su vicio. De hecho, él ha preferido que ella se vaya de casa. No justifico ni juzgo ninguna de sus reacciones, pero es un hecho, el egoismo mata cualquier relación. Por eso, antes de que un matrimonio se caiga en pedazos, hay que mirar con atención y hacer caso a las señales. No hay nadie perfecto, es un hecho, sólo recuerda que el amor no lo puede todo, hay que ser realistas, las personas no cambian ni con todo el amor del mundo. Son, como son.
junio 08, 2008
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2 comentarios:
Por ahí una personita que era mi mejor amiga en un tiempo y que ahora aprecio en su justa medida, alguien de por el rumbo de la del Valle (ya sabes quién) dijo y se me grabó esa frase: la gente no cambia, sólo aprende cosas nuevas...
Aprendiendo, aprendiendo.
Besos :)
Independientemente del tono irónico de su frase, hay que ser realistas, la gente no cambia, pero si aprendemos a identificar aquellas cosas q podemos sobrellevar, nos habremos hecho un favor. Saludotes!
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