Hay relaciones que no tienen razón de ser. Una de las partes lo da todo: dinero, tiempo, esfuerzo... y muchas lágrimas; la otra: mmm, nada.
Mientras que un@ busca, pelea, paga, consiente, entrega, presta, invita, ama, cuida, considera y hasta alimenta, el o la otra manipulan fríamente para conseguir lo que quieren.
La garrapata es un ácaro muy pequeño que vive aferrado a ciertos mamíferos a los cuales les chupa la sangre. Es un bicho feo con un objetivo en la vida despreciable: vive de los demás. La garrapata no aporta nada, si acaso compañía y esto es lo que buscan las personas que toleran a quienes tienen el síndrome de la garrapata, pues se sienten tan poca cosa que cualquier migaja de atención es bien recibida.
La garrapata no sirve para nada más que para chupar la sangre del mamífero en quien se mantiene aferrada con sus patas con forma de dos uñas. Quienes sufren el síndrome de la garrapata no están interesados en quien les provee de su alimento, sólo ven su utilidad. Hay parásitos cuya presencia aporta un bien a quien los aloja. Como dirían los estrategas de negocios, es un ganar-ganar. Pero no es el caso de la garrapata, no ayuda, no beneficia, sólo extrae.
Mientras existan personas que por su poca autoestima o su pobre concepto sobre sí mismos alojen "garrapatas", éstas tendrán un lugar seguro. No importa cuánta sangre chupen, mientras haya un mamífero que se las proporcione ellos estarán contentos. Cuidado con las "garrapatas", en muchos casos parecen todo, menos eso y, cuando nos damos cuenta nos están robando la vida, la alegría y la ilusión.
julio 08, 2008
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