Quiero evitar caer en la típica moralina reflexión del tipo "valora todo lo que tienes, no esperes hasta que lo veas perdido". El llanto de la mariposa (Francia-Estados Unidos, 2007, Julian Schnabel), es un película poco común en muchos sentidos, especialmente por su manera de retratar la fragilidad humana, pero especialmente la determinación por evitar la autocompasión.
Hoy en día es totalmente común quejarse de la comida, del mal clima, del trabajo, de la rutina, de la familia e incluso de los temas más insignificantes. Sin embargo lo terrible no es eso, sino que sobredimensionamos nuestro descontento convirtiendo inconvenientes en problemas reales que alteran nuestro estado de ánimo y terminan por arruinar nuestra vida. Todo es un fastidio.
Jean-Dominique Bauby es editor de la revista Elle en París. Un día un accidente lo paraliza totalmente, pero deja intacta su memoria y su capacidad cerebral, además de que únicamente conservó el movimiento en el ojo izquierdo, el cual le sirvió no sólo para comunicarse, sino para dictar con guiños todo un libro.
Me atrapó su manera de ver la vida y afrontarla ante la adversidad. Para algunos, al ver la película estamos frente a una historia más de superación, pero la lógica detrás de lo que impulsó a Jean-Do a vivir feliz -en lo que llaman un estado vegetativo- no fue hacer historia dictando un libro sistematizando un lenguaje basado en los guiños de su único miembro sano, su ojo izquierdo, sino que conservó su sentido del humor y aguzó su pasión por la vida apoyado por el amor de su familia. Quiero decir que un "vegetal" como él, en vez de quejarse por su alimentación intravenosa, utilizaba su imaginación para cenar en el restaurante parisino de su preferencia.
Jean-Do desterró su autocompasión: "soy un vegetal", "ya no sirvo para nada", "soy un monstruo", "ya no tengo nada que dar", "es mejor morir", "para qué soñar y para qué luchar", "no puedo afrontar la vida así" y lo cambió por un sí a la vida: disfrutó a sus hijos el resto de su vida, apreció su alrededor, hizo su orgullo a un lado y se dio la oportunidad de buscar a Dios, conservó su sentido del humor y no vio como el Gran Fin su estado.
"No puedo", "todo me sale mal", "soy el objeto de la maldad humana", "nadie me entiende", "nadie me valora", "no sirvo para nada", "estoy negado para las grandes oportunidades", "tengo mala suerte", "estoy destinado a ser infeliz", "mi valor radica en mis logros y me siento fracasado", "estoy estancado" y muchos otros similares, son expresiones autocompasivas que sólo te lastiman, son autodestructivas.
Mientras estés vivo tienes todo por delante. ¿Qué puede parar a un alma apasionada por la vida? Si además de esto tiene una pizca de sentido del humor, está lista para dar.
No le pidas todo a Dios para gozar de la vida, Dios te da la vida para que goces de todo.
(KZ, gracias por la frase!)
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